martes, 20 de enero de 2009

La red y el "viejo"...

La orden ya esta dada, carga la red en el carrito así vamos aprovechar la tarde. El viejo la tiene clara y a nosotros nos encanta pescar. Te dije, la red se la compramos al viejo Agapito que vivía en la esquina de 17 y 28, estaba rota pero la arreglamos, arreglamos dije? que caradura. La extendimos desde la calle hasta el fondo, te das cuenta de lo que te estoy hablando, 50 metros de red, pese a mi enojo el viejo hace lo justo, la corta y la deja de 30 metros, con lo que le sacó, hace los parches, ya que hay agujeros por todo lados, recordá que la red es de hilo y las boyas de corcho, toda una artesanía de la cual aun conservo un buen pedazo. Perdí la cuenta de saber cuantas veces conté esta historia de el viejo (mi viejo) con el viejo Cristian el gran pescador, o los grandes pescadores no?. Cristian hoy tan famoso, (si te descuidas hasta corrió para Ferrari). Dicen cualquiera, pero la historia de el viejo cada es mas firme y verdadera. La reiterada, es la que yo puedo contar a cada rato y con orgullo. Mi viejo pescó con Cristian, el que le enseño todo, lo que el me enseño a mi y lo que yo le pude enseñar a mi hijo. Y lo más importante donde los tres pudimos tirar la red, pudimos pescar juntos, aunque sea una vez. Lo habrá pensado el viejo Cristian alguna vez, unir a tres generaciones a través de una red, el que decía "pibe vos tené de acá afuera que yo entro con Lolita, la yegua incansable, el que entre pasada y pasada tomaba un trago de vino, pero que no le daba al pibe, solo le decía, enjuagate la boca con agua salada, con eso podes seguir un rato más". El que se despedía con solo levantar su brazo y se iba con sus perros galgos hacia los médanos, donde los galgos cazaban liebres que por esa época estaban por la playa también. Pero Cristian les ordenaba soltarlas una vez cazadas, "primero tenia que comer el y después los perros". Esos perros que según contaba el viejo, en una de las pasadas le salvaron la vida. Con una red cargada de pescado (totalmente lógica de esa época), el viejo Cristian ordeno soltarla para que se vacíe. Entre los pescados había un alacrán de mar, su picadura según dicen es mortal.

Estoy terminando un capitulo más, el de la red, del que me queda por contar el día que bajamos con las chicas, (así le decíamos a mis primas). Estábamos al costado del tranvía de Rondanina hacia el faro, entre pasadas venían cientos de mariposas desde el mar hacia la costa, blancas, amarillas, (cuantas había en esa época), de repente la orden del viejo fue, tirense al suelo y agarrense de la red, fue instantánea, de pronto un fuerte viento nos paso por encima, cuando nos levantamos nos pregunto si estábamos bien, todo estaba en orden, solo que contra los medanos estaban las mariposas muertas por no haber podido escapar del viento que las perseguía.

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