viernes, 30 de enero de 2009

El viaje, en que viajamos y como llegamos…

Aquí vamos a coincidir en que el tema era llegar, Claromecó era la meta, y todo valía. Hemos o he viajado en todo tipo de vehículos, la playa me llamaba, el amor me llamaba, la paz me llamaba, los sonidos, los aromas, Claromecó.
Salíamos de casa, del negocio, del galpón, de Constitución, por colectivo, tren, automóvil, camioneta o estanciera, la cosa era llegar. Y los tiempos fueron cambiando, los transportes fueron cambiando. No se si recordás cruzar en la ruta 228 o en la 3, algún ómnibus de los viejos, de los que se hacían al lado del galpón de Carrocerías el Expreso.

Terminal La Estrella - Cóndor (Constitución)

A esos los siguieron los primeros camellos, doble camellos y otros que La Estrella o El Condor sacaba. En esos tiempos salían de Constitución, no de la plaza de donde se sacaban los pasajes, sino de Hornos, donde después también te vendían pasajes.

Ómnibus El Cóndor

Luego apareció la Terminal de Ómnibus, y todo se traslado más lejos. Desde Constitución también salía el tren hasta Tres Arroyos, salía del anden 13, era el que venia para estos lados. Los últimos viajes eran toda una odisea.

Andén 13 (Constitución)

Los cambios en Tandil, los dos o tres vagones que quedaban, la parada hasta que le daban vía en Vázquez. Pero se llegaba.

Andén Tandil

Estación Tres Arroyos

Entre todos estos viajes hay uno en particular de la familia, fue volviendo un mediodía en plena ruta 3, veníamos con un colectivo de tío Juan, manejaba Francisco, que con suerte iba a 28 km/h en bajada. En medio del viaje subió un policía que iba a Monte, entre Azul y Las Flores, nos paro la policía por exceso de velocidad, una locura total, pensando que el colectivo era un viejo Bedford y además manejaba Francisco. Solo nos salvo la palabra del policía que viajaba con nosotros, sino todavía estábamos demorados.


Colectivo Bedford
En los colectivos nuestros era hermoso llegar, sacabamos los asientos de atras, se tiraban colchones y veníamos durmiendo. Nos dabamos cuenta que estabamos llegando por las subidas y bajadas en el camino paralelo al vivero. Y si era de noche, buscabamos el faro, para saber si ya estabamos cerca.

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