martes, 20 de enero de 2009

Llueve, la cocina y mas...

Esta nublado, recién termino de almorzar, que bueno que esta lloviendo, mi paso por la cocina es recuerdo absoluto, las gotas en el techo de chapa dividen las ideas en tres, las que se van a dormir la siesta, los que se van a La Terraza y los que se quedan hacer buñuelos.

En la loza adelante también se escucha un poco la lluvia, hay que prender la luz en toda la casa, te acordas donde estaba la de la cocina, si, detrás de la puerta en el pasillo.

Ahora estoy en el pequeño living que fue reformado, se quitó la cocina del lugar y se hizo una habitación más, y como siempre estuve acompañando ese cambio, ahí trabajamos el albañil Santagada, tío José y yo.

En este nuevo living, como en casi toda la casa, hay una pequeña gotera, nos miramos porque en realidad habíamos arreglado ese sector, pero bue, corramos la mesa, abramos los postigos y juguemos a las cartas.

Tío Pedro anota, el sabe, dibuja sus números de tanto hacer planillas en la línea 76, le gusta, y además nosotros estamos de vacaciones.

Al abrir el cajón de la derecha hace ruido, el clásico chillido, ahí hay un mazo, mejor dicho un mazo y medio, además de dos revistas del año pasado, una sin la tapa, al abrir el otro cajón chillido de por medio, encontramos un mazo entero con su caja medio rota, también hay tres velas, dos tapones de luz de repuesto, un destapador con mango de madera, y un libro que ya lleva cinco temporadas, algunos lo han leído, a otros no les importa, se llama como Analizarse con Psicoanalista Neurótico.

No me acuerdo bien donde lo compramos, me parece que fue en la librería al lado de San Iñaqui, te acordas de San Iñaqui, solo vendía tabaco y accesorios para fumadores.

Esta lloviendo y ya que salimos a la calle sin querer no podemos dejar de dar una vuelta por la galería de la terraza, que lugar tan bonito, que época por Dios, ahí adentro había artículos de pesca, librería, regalos, arriba La Terraza y Yueve abajo.

Pero volvamos a la cocina, en verdad el camino es hermoso, la tosca húmeda, la arena mojada, los pájaros a la espera de que pare acurrucados, estamos volviendo por la 32 derecho, pasaremos por delante de lo de Jalle.

Nuevamente en la cocina, que cocina loca, con una cocina y un anafe, la bomba todavía conserva su lugar y creo seguirá ahí. Resistió la llegada del bombeador que casi nunca anduvo bien, que laburo regaderas y regaderas de agua, que tiene aire, que la válvula queda abierta, pero jode cada verano.

La heladera, que hace unos años me encargue de hacer justicia, ya no está. Pero quien puede olvidar el ruido de su motor. En las largas noches de tormentas, cuando todo esta en silencio y lo único que se escucha en las habitaciones es el viento, y el murmullo de los mayores hablando de como estará mañana. Y las clásicas siestas, me parece estar escuchando el silencio, hay un parate total, todo el mundo descansa, solo de la pieza de adelante salen algunas voces bajitas son las "chicas" que hacen planes a puerta cerrada.

En la cocina esta tía Juanita terminó de lavar los platos y ahora está baldeando. Es necesario y a ella le gusta, lo hace descalza, se refresca de esa manera, el piso resbaladizo parece domado, pero es traicionero, más de uno se cayó.

En las próximas dos o tres horas la paz será infinita, solo el ruido de la heladera cortará ese silencio de la siesta, se escucharan los tres martillazos clásicos de algún techista cercano poniendo machimbre de una nueva vivienda en Claromeco, y el querido jilguero festejando el verano.

Adelante algunos comienzan a salir para la playa, otros nos hacemos los dormidos para saltar por la ventana de la piecita chica, total vamos a cortar camino por el terreno del fondo, los vamos a alcanzar en cuanto den toda la vuelta, la playa nos espera, los amigos también.

Cuando volvamos tía Juanita, tendrá la merienda lista, buñuelos calentitos para tomar con cacao, o salamines con café, o las clásicas latitas de paté que se comían sin control. La leche? del campo en la salida a la ruta, la van a buscar con el Falcon, para ellos es una salida, una distracción, es parte de su ritual, el mismo que yo hago hoy.

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