Pero a mitad de mañana el dolor en la boca del estomago pudo más que yo, esta vez no pude esperar que se pasara, no hubo tiempo para el tiempo. Entonces uno piensa para donde va a salir, que debe hacer, como lo debe hacer, y como va hacer. La primera salida era la lógica, llamar a Paula para el traslado, pero pensás que debe estar ocupada, por eso dudas y además no querés que ella deje sus tareas. Ella te ofrece el auto para ir al hospital, porque ya le dijiste, me voy al hospital, tu cuerpo no soporta más los dolores, entonces pensás en los familiares, en lo que habrán sufrido en sus enfermedades y te preocupas más por ellos que por vos.
El auto esta a disposición, pero también sabes que vas a quedar internado, porque la cosa esta difícil. Entonces empezás de nuevo, le decías que te venga a buscar porque ya no hay más tiempo, porque todo parece tarde. Por tu cabeza pasan tus hijos, como les digo, como reaccionaran, que deben hacer, sabrán que hacer, todo esto mientras el dolor te parte en dos. Subís al auto pero nada cambia, se nota la cara de espanto de Paula, que ni siquiera quiere mirar de costado, no quiere provocar más problemas donde ya los hay, pero se olvida que estás viejo, que ya lo hiciste vos eso de desimular, y que la cosa esta así.
El hospital esta lleno, la gente esta loca con la fiebre porcina, no te atienden, entonces en la desesperación de Paula, sale de su boca lo que vos ya habías pensado, vayamos al sanatorio.
Y para allá vamos. Al llegar sucedía lo mismo que en hospital, pero el miedo de Paula también asusto a la empleada de la mesa de entrada, lo que hizo que me atendieran de inmediato, a los pocos minutos me encontraba en una camilla, con suero, extracción de sangre y midiéndome la presión.
Y ahora como sigue la cosa, eso te lo habías planteado antes de ir y ahí estabas tirado en una camilla a la buena de Dios. Como no podía ser de otra manera avisaste al trabajo, como si fuera una religión y trataste de avisar a tus hijos sin asustarlos, ni vos sabes que va a pasar. A tu lado y atendiéndote está Paula, pobre no tiene la culpa de esta situación, esto no es para ella. Siempre pensaste lo mejor para ella, no esto.
Miras el techo y te acordás de otra internación, volvés a recordar que no sos nada, que cuando llegas a esa situación no sos nada. Todo queda atrás, los esfuerzos, las explicaciones, el perdón, el cariño, los momentos y el amor. Por eso te decís otra vez, dejate de joder y trata de vivir, no te pelees tanto, se más bueno, deja de ser tan justo, tan derecho, tan religioso en tus cosas.
Tenés los brazos pinchados y por tu cabeza pasa lo que viste en los últimos años, el viejo y los tíos pinchados para calmar su dolor, ellos nunca quisieron estar así, vos tampoco, la vida es otra cosa, la vida es caminar, y si es posible de cara al sol, debajo de la lluvia, y podría seguir con muchas cosas más, pero en realidad si estás aquí leyendo esto, ya sabes lo que es la vida.
El dolor pasa, recordás una frase que tenés en tu cabeza desde hace unos días, desde que Santi se sintió mal, desde que Mariana se sintió mal, desde que Paula se sintió mal, y desde que Josefina se siente mal (en este orden vinieron mal las cosas). La frase de tía Juanita, ella siempre decía “si pudiera sacarte el dolor hijo, lo haría, lo tendría yo, en vez de voz, así no sufrís”. Que cosa tan grande, que valor a la vida.
El tiempo transcurre, no sé que le pusieron al suero, pero tenés un alivio, y querés aliviar a los demás es tu costumbre, haces chistes, con Paula, con la enfermera y hasta con el médico.
Tus amigos vienen a visitarte, vos te querés ir, las cosas están dadas para eso, solo falta un electro.
Hoy me sentí mal por dos, de salud y mal por los que me rodean, no quiero que me vean así, ese no soy yo, no quiero terminar de esa manera, lo mio tiene que ser rápido y sin vueltas.
Ya casi estas con un pie afuera, es hora de preparar la salida, en la calle hace frío, pero es la calle y para allá voy. Solo tenés que cuidarte, pero ya estás, el sol vuelve a iluminar tu cara, el viento te da otra oportunidad y el frío, el frío es hermoso.
Gracias a todos.




Por eso el turno de Río Cuarto, por eso también esas calles y las anécdotas, las que la misma tía María quiere recordar algunas y de otras no quiere saber nada. Por eso tratar de viajar y de que vivan lo que vos viviste, por eso hacer vida de vagos, porque sos un vago nato, y a tus hijos les enseñas esas cosas sanas todavía.
Por eso te empecinas en pescar con la red, por eso en buscar lo que ya no hay, tucu-tucu, lagartijas, caracoles, cangrejos, cardos, anís salvaje, calles desoladas, terrenos vacíos, árboles inmensos, pájaros libres, aguas tranquilas, medanos inmensos.
Todo se acaba, todo, también vos. Y eso te pone mal, sabes que te vas terminando. Cada vez que te acostas pensas, es tiempo perdido, pero no podes mas, tenes que descansar. Hay tantas cosas por hacer, hay una casa abandonada, una habitación por terminar, un fondo sucio, pastos secos y así podría seguir hasta no se cuando. A los chicos no les importa eso, ellos por ahora lo ven como un castigo. Además ya no esta el viejo para darte una mano, no esta Paula para ayudarte. Y aquí otro capitulo, hace dos años uno hacia planes, y se nos fue Fran, nadie lo pudo asimilar, nadie podrá asimilarlo, las cosas no son igual, le ponemos pilas, pero nada es igual. Cada lugar tiene su sello, porque estuvo o porque era el plan llevarlo. Río Cuarto era uno de esos lugares. Hace un año, la cosa estaba casi terminada, y llego Josefina, en verdad una linda locura.
Y a decir verdad yo no quería seguir adelante, yo estoy mas del otro lado que de este, y me pareció una falta de respeto, falta de responsabilidad, no se, era como que yo muero y una hija nace. Pero la voluntad y la gran madre que tiene la hicieron posible. Vino a acariciar el alma de quienes estamos mal, de Paula principalmente, de una mujer golpeada siempre. Dios sabrá porque es así. Solo el sabe todo esto, de cómo se da, de cómo se dio. Y aquí estamos, entre sonrisas y pañales. Lo segundo parece molesto, pero en verdad me molesta más la sonrisa de “Jóse”, como le dice la negra. Y la palabra es equivocada, no me molesta por malo. Me molesta porque tiene vida y yo no la tengo, la veo sonreír y te puedo asegurar lloro el 90% de las veces. Me veo tan lejos, tan muerto, sin poder disfrutar nada, sin poder verla crecer y la veo que nos da felicidad, y no puedo llegar a colgarme. Mis dedos se abren cada vez que llego, y así caigo, como debo caer por haberla negado. Y eso creo que es justo. Ahhh por supuesto es de Racing.
Como también lo son Mariana y Santiago, Mariana más que Santi, pero los dos llevan a la academia en su sangre. Por eso todavía creo, por eso todavía sueño, ellos tienen que estar unidos.
Y hay algo que sí me molesta por ahora y solo por ahora, porque se de la moral de mis hijos, me molesta que Mariana no entienda, pero también entiendo su bronca, el tiempo dirá, solo ellas sabrán de su futuro, y ahí si no estaremos para verlas. Una Lástima.
Terminal La Estrella - Cóndor (Constitución)
Ómnibus El Cóndor
Andén 13 (Constitución)
Andén Tandil
Estación Tres Arroyos

Cuando llegaba y todavía no había nadie, digo las chicas o tío, tía Mary me decía casi como una ceremonia, Luis pone música, vos que tenes buen gusto, vos que pones música linda. Y así sucedía, era imposible no poder disfrutar de ese lugar, con la ventana siempre abierta a la calle, la casa de Laurita enfrente y las mellizas al lado, Gustavo y las gallegas pegaditas. El sol invadía cada sitio del living, las sillas de madera y el tapizado de cuerina a rayitas con relieve, la mesa de madera con rueditas donde se ponía la bebida y el pan, porque no alcanzaba el lugar.




Flor amarilla de Claromecó
El carrito, párrafo especial para este súper vehiculo que no era un cuatro por cuatro, pero me encantaba, solo disfrutaba de el en mis vacaciones, estaba hecho con caños y ruedas de monopatín, esos que fabricaban en el negocio allá en Gerli. El piso era de madera y tenia en sus cuatro puntas caños doblados hacia fuera, ahí colgábamos las bolsas de pan que llevábamos a la playa, las cañas mojarreras y las alpargatas húmedas. La especialidad era el traslado de la red, se enterraba en los medanos pero nos aliviaba en las calles recordá que la red era de hilo y a la vuelta pesaba cualquier cantidad, aunque con tía Mari el transporte era de ropa, toallones, mate y las infaltables galletas. 

Camino de tierra (Claromecó)
Diana corre y se mete en las casas vacías, en los terrenos vacíos, esa es la imagen de Claromeco en esta fecha. El mediodía llega y nosotros llegamos a casa, por un momento nos amargamos, Diana cae descompuesta en el camino hecho de ladrillos de entrada a la casa de la 17, solo podemos mirarla por la ventanita de la puerta, las chicas lloran, tía Nené con lagrimas en los ojos le pregunta a tío que puede ser, mientras la perrita gira sobre su cuerpo, solo atina a decir "comió algo en mal estado, en algún terreno comió almejas, ya se le va a pasar", o por lo menos ese es el deseo, Dios quiso que todo saliera bien, Diana se recuperó.
Plaza Luis Piedrabuena (Claromeco) Salí y caminé por la costanera… la fina y oscura arena se mete en mis zapatos, pero que importa, todo vale, desde acá puedo ver el mar, esta el viento del norte suave, tranquilo, imaginate el mar… celeste, plano, inmenso, a lo lejos las lanchas, una postal.