miércoles, 4 de marzo de 2009

La plaza de Claromecó

Hoy pase dos veces por la plaza, y sabes una cosa, hoy me vas a tener envidia. Ayer estuvo lloviendo y esto hace que los aromas tomen fuerzas y se conviertan en la felicidad de quienes podemos encontrar tanta felicidad en tan poco. Me impregne de aroma a pinos, su olor a salvaje hoy me cubría como un manto, además, pude apreciar nuevamente el camino que divide la plaza, que la corta en sus cuatro esquinas, que seguro debe ser el mas extraño de todos los caminos de una plaza, porque no guarda la diagonal, pero si tiene, lo que ninguna plaza tiene, todos los recuerdo de Claromecó. Y en esos recuerdos, los planes del día de cada uno de nosotros en cada pasada, los chismes de cada noche, lo que vamos hacer cuando lleguemos al centro, lo que vamos a pedir en La Terraza, el amor que será de verano, la búsqueda de la felicidad en una canción, en una noche, en cuando te saquen a bailar. Cuantas cosas encierra una plaza, además de sus flores, sus pájaros, la vista de la iglesia. La plaza de Claromecó tiene farolas como las de antes, tiene el romance de la luna, la luz del sol, la promesa en una estrella. El tiempo va cambiando sus cosas, ahora tiene un ancla, tiene un monumento abandonado a la madre, tiene homenajes a personajes de la localidad, pero no puede cambiar su esencia, sus encantos, sus duendes, su magia. Hoy cruzo nuevamente la plaza, y en verdad me sonrío solo, lastima que no estés conmigo para compartir esta sonrisa, lastima que no estés conmigo para compartir esta locura.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Muy buena tu página!!!!! Mucha poesía y un relato que me transporta a mis días felices en Claromecó!!!
Un abrazo!!!
Cristi